Tiempo

Día 131

Día con la Rana. Día de recuerdos y de emociones…y siempre Tiempo, o el tiempo, presente.

Tiempo parece tener dos caras. A veces se muestra lento, muy lento, como esos cuatro minutos cuando la Rana se fue al más allá. Fueron eternos. Cuatro minutos también eternos cambiaron la historia de la Selección Argentina en el Mundial de Fútbol Sub 17, cuando Paraguay, no sólo hizo dos goles para empatar el partido, sino que a último momento lo ganó y acabó con la esperanza celeste y blanca.

Otras veces Tiempo es tan veloz, generalmente lo es, tan inalcanzable, que no podemos ni hacer un alto en el camino. Hoy, una carpeta de mi madre Rana y una caja con decenas de fotos me metieron en su máquina y me llevaron al interior de mi árbol. Recorrí raíces, tronco, ramas y ramitas.

La carpeta nos situó a ambas en un colegio Salesiano, en la capital rionegrina. A ella la dejó en 1954, a mí en el 81. Pero yo me escapé hasta su época. Después, algunas fotos me llevaron al campo, a mis abuelos, tíos, primos, juegos, cabalgatas, a miles de aventuras en la inmensidad. Mundo de ensueño el campo. Lugar donde mi amada tía Pita nos brindaba comida casera, pan hecho en horno de barro, sobremesas alegres. Ese pedacito en Somuncura era nuestro Paraíso. Otras fotos me llevaron hasta mis padres, a mi colorida casa en mi pueblo gris, tapadito de blanco. Blancos los techos, blancas las calles, blancos los autos, blancos los árboles. Infancia feliz. Cuna donde mis padres no abrazaron el hielo, lo abrasaron y amasaron mi futuro.

Así, luego de haber paseado por el interior de mi árbol y de mis afectos, regreso con Paz a mi presente.

H.A.B

Diario Íntimo Poético. Fruto de la cuarentena