Pachamama

“Estamos en Petra”, dijo una voz cuyos ojos contemplaban una alta y singular barda rionegrina. En ese momento, alcé mi vista. Debajo de la bóveda azul cual terciopelo vi al jote, como rey de esos dominios. Su negrura intensa, su tamaño, su presencia; el río, tanto verdor bebiendo de sus aguas, bandadas de cotorras, escarabajo…Todo me fue transformando.

De pronto fui calandria entre alpatacos y jarillas, y fui perdiz, martineta y lagartija.

Después, mi alma quiso llegar al corazón de cada piedra para extraer los secretos milenarios; quiso llegar al corazón de cada piedra porque ahí están las voces de toda la existencia. Pero fue en vano.

En ese instante volví a mi esencia. Bajé la mirada y percibí una parte necrosada en el cuerpo de la Madre Tierra. Con seguridad leyó mis pensamientos, entonces puso entre mis manos ramitas de tomillo, y me mostró el Sol en una diminuta y solitaria flor que era oro en esa piel reseca.

Mensajes claros y protectores de la Pachamama.

Diario Íntimo- Poético. Día 572